COP16 de biodiversidad: Los países deben respetar los derechos humanos, los ecosistemas y los límites planetarios

COP16 de biodiversidad: Los países deben respetar los derechos humanos, los ecosistemas y los límites planetarios

En la Conferencia de la ONU sobre Biodiversidad, los países también deben avanzar en garantizar la participación de las comunidades indígenas y locales en la toma de decisiones en materia de diversidad biológica. El modelo de transición energética del norte global implica impactos irreversibles para los humedales andinos y las comunidades que los habitan, cuyos territorios se traslapan con reservas de litio y otros minerales de transición.

Con miras a la 16° Conferencia de las Partes (COP16) del Convenio sobre la Diversidad Biológica —que tendrá lugar del 21 de octubre al 1° de noviembre en Cali, Colombia—, la Alianza por los Humedales Andinos hace un llamado a que los países miembros cumplan con el respeto, preservación y mantenimiento de los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales para la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica. Hacerlo implica honrar las obligaciones adquiridas con la firma del tratado.

El Convenio sobre la Diversidad Biológica es un instrumento internacional para la conservación de la biodiversidad, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de estos recursos.

Los países firmantes deben avanzar, mediante la presentación de planes de acción concretos a nivel nacional, en el logro de estos objetivos y garantizar la participación de las comunidades en la toma de decisiones en materia de biodiversidad, como lo expresa una de las 23 metas del Marco Mundial de Biodiversidad Kunming-Montreal adoptado en 2022.

En la COP16 se revisará el cumplimiento de estas metas, orientadas a detener y revertir la pérdida de diversidad biológica para 2030.

Según el informe Planeta Vivo 2022, América Latina es la región que registra la mayor pérdida de biodiversidad, ya que las poblaciones de todas las especies presentan un declive promedio del 94% y del 83%, en el caso de aquellas que están en agua dulce.

Desde la Alianza por los Humedales Andinos alertamos de los impactos irreversibles que el modelo de transición energética promovido desde el norte global implica para los humedales andinos, donde se encuentran algunos de los minerales de transición más buscados, como el litio y el cobre.

Estos ecosistemas albergan más que eso y tienen una alta importancia ambiental y social: son hogar de una biodiversidad enorme y única, así como de comunidades locales que dependen de ellos y que por miles de años los han protegido y preservado, manteniendo el balance ecológico.

Además, son esenciales para la vida ya que tienen la función primordial de ser reservorios de agua dulce. Por su capacidad absorbente, controlan las inundaciones y sequías, ayudando a la mitigación y adaptación a la crisis climática.

Las soluciones a las crisis climáticas y de biodiversidad —que están íntimamente relacionadas— requerirán indefectiblemente que los países definan sus propias transiciones energéticas hacia modelos de vida respetuosos de los derechos humanos, los ecosistemas y los límites planetarios.

Citas de miembros de la Alianza por los Humedales Andinos

Laura Castillo, Coordinadora del Programa Altoandinos en la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), Argentina:

“Para abordar la crisis de biodiversidad resulta crucial trascender el actual paradigma de producción y consumo, que promueve un uso excesivo de bienes ambientales y exacerba la crisis ecológica. Para ello, es imprescindible promover la reducción de los elevados niveles de consumo de bienes naturales, especialmente del norte global”.

Vivian Lagrava Flores, Coordinadora de Empodérate y del proyecto Protección de Humedales, Biodiversidad y Agua, Bolivia:

“La biodiversidad y el agua no deben asumirse como un ‘recurso explotable’ por los Estados. En tanto persista esa mirada mercantilista, tendremos más pueblos afectados por la minería y en sacrificio y, por ende, más biodiversidad expuesta y en riesgo de extinción”.

Verónica Gostissa, abogada y coordinadora del proyecto Alianza por los Humedales Andinos en la Asamblea Pucará, Catamarca, Argentina:

“Es urgente abordar la problemática de la explotación de litio en la Puna. Se la anuncia como ‘energía limpia’, pero es devastadora de nuestros ecosistemas. En Argentina, pretenden convertir al Salar del Hombre Muerto en un parque industrial, instalando más de ocho proyectos en un mismo territorio. En esta COP, es crucial que se reconozca el impacto irreversible que genera el extractivismo y, desde ahí, desplegar vínculos ecosistémicos que tengan como base el cuidado de todo aquello que es vital”.

Cynthia Escares, bióloga y directora de la ONG Defensa Ambiental, Chile:

“La crisis climática es una realidad innegable. Sin embargo, en su nombre se están impulsando formas de extractivismo disfrazadas de energías limpias y equidad, sin reconocer las profundas implicancias de estos procesos. Proyectos como la minería de litio y tierras raras, esenciales para baterías y tecnologías verdes, se presentan como soluciones al cambio climático, pero replican las mismas lógicas de explotación que históricamente han devastado territorios y comunidades. Esta vez, no solo perderemos los habitantes de esas regiones vulnerables, sino que estamos llevando al planeta y a toda su biodiversidad hacia un colapso irreversible”.

Yeny Rodríguez, abogada sénior del Programa de Ecosistemas en la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA):

“Después de la COP16, cualquier ciudadano/a del mundo debería entender que no podemos seguir hablando de desfosilización como la panacea que nos salvará de la crisis climática y el estrés hídrico. La transición energética hacia ‘energías limpias’ también requiere de la extracción de minerales como el litio, industria que en América Latina ya está provocando la destrucción de humedales andinos y la desaparición de ríos. Por eso, la agenda climática debe impulsarse desde un enfoque centrado en la protección de la biodiversidad y de los derechos humanos de las comunidades originarias que los han cuidado desde antes de la existencia de nuestros Estados”.

Ramón Balcázar Morales, director ejecutivo e investigador de Fundación Tantí:

“Los salares desde donde se obtiene el litio sudamericano son humedales, territorios habitados por pueblos indígenas y comunidades cuyos modos de vida son clave para la conservación de los ecosistemas que sostienen una biodiversidad amenazada. Frente a la profundización de la policrisis, debemos propiciar procesos democráticos que nos permitan, como sociedad, superar la profunda contradicción existente entre la agenda climática basada en el crecimiento verde y la agenda de conservación de la biodiversidad. Esto requiere de esfuerzos y voluntades gubernamentales e institucionales para fortalecer y dialogar con comunidades y actores sociales de los propios territorios afectados por megaproyectos mineros y energéticos asociados a la transición energética”.